Kirguistán es conocida por sus montañas y por sus yurtas diseminadas a lo largo de sus inmensas praderas. También por sus malísimas carreteras, como su vecina Tajikistan. Es una pena no haber disfrutado de este país como se merece, pero después de Tajikistan el cuerpo nos pide tregua y lo que menos nos apetece es rodar más kilómetros por estas “carreteras”. El cuerpo nos pide calor, cama y comida. Y Kirguistán no nos ofrecerá ninguna de las tres. Así que dejaremos este país para otra ocasión. Por delante tenemos la Karakorum Highway, y hay que recuperar, pero esa es otra historia…
JUNTOS EN OTRA VIDA
Son tan fuertes los lazos de union entre el jinete y el animal, que se pueden ver colas de caballo en los cementerios